08.09.2009 | 13.14
Contacto con el politólogo Julián González
EMILIANO COTELO:
Brasil y Francia sellaron ayer una ambiciosa alianza centrada en la industria militar naval y aeronáutica. Como parte de este acuerdo, Brasil comprará 50 helicópteros y cinco submarinos, uno de ellos impulsado por energía nuclear.
Según los convenios que se firmaron ayer en Brasilia, los buques y helicópteros serán construidos en Brasil -que obtendrá toda la tecnología, excepto la nuclear- y las fábricas que se emplazarán con ese fin serán responsables de las futuras ventas a otros países latinoamericanos.
Toda esa operación, que se cumplirá en varias etapas que terminarán en el año 2021, supondrá que Brasil desembolse unos 12.317 millones de dólares, de los cuales cerca de 9.000 millones serán destinados a la compra de los equipamientos militares.
Del otro lado, Francia anunció que adquirirá 10 unidades del avión de transporte militar KC-390, que será desarrollado en Brasil por la empresa Embraer y la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).
Estamos hablando, en definitiva, de un acuerdo que en los próximos 10 años le permitirá a Brasil ser una potencia mundial en la industria armamentista.
¿Qué busca Brasil con una medida de este tipo? ¿Cómo se ubica esta jugada en el mapa geopolítico de la región? Vamos a conversarlo en los próximos minutos con el politólogo Julián González, coordinador del programa de Investigación sobre Seguridad Regional, FFAA, Política y Sociedad, en el Instituto de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar y coordinador del Observatorio Cono Sur de Defensa y Fuerzas Armadas.
***
EC – Para empezar, ¿estamos ante una carrera armamentista, Brasil está protagonizando una carrera armamentista?
JULIÁN GONZÁLEZ:
Yo creo que hay que precisar un poco los términos probablemente. Cuando se habla de “carrera armamentista” típicamente uno se refiere a aquel proceso en el cual dos o más países compiten entre sí por mejorar sus capacidades militares y eso en función de que se “celan” mutuamente, de que existe la posibilidad de que alguno ataque al otro.
EC – La pregunta viene porque en estos días se ha conocido que varios países latinoamericanos están incrementando sus arsenales.
JG – Lo que ha sucedido es que Sarkozy ha viajado a Brasil para firmar este convenio, y existe un proceso de aumento significativo del gasto militar, eso sí en toda la región. Por ejemplo, respecto a entre 1999 y 2008 hay un aumento del 50% del gasto militar, y hay una serie de países que han estado comprando armamento. Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, hasta Uruguay ha comprado armamento, porque si nos ponemos a mirar nosotros también compramos armamento.
EC – ¿Y cuál es la conclusión?
JG – La conclusión es que esto es un fenómeno en el cual confluyen varias causas para provocarlo. Por un lado, hay un fenómeno que es el de que América del Sur fue una región en la que se invirtió poquísimo en armamento durante un buen período de tiempo y entonces los sistemas de armas, que tienen un ciclo y se agotan, hay que renovarlos. Hay otro tema y es que ha habido disponibilidad de dinero, han mejorado los precios de los productos de exportación y hay una serie de países que tienen capacidad de gasto y han comprado armamento. Y hay también, obviamente, una situación de reacomodo geopolítico en la región.
EC – ¿Qué quiere decir esto?
JG – Quiere decir que han surgido fenómenos nuevos, hay liderazgos nuevos, con gobiernos diferentes a los tradicionales, hay un mundo que también está en plena transformación.
EC – ¿Y en ese contexto Brasil en particular necesita reafirmar su posición de fuerza?
JG – Bueno, este elemento es particularmente válido para el caso de Brasil.
EC – Brasil argumenta que está adquiriendo estos armamentos porque tiene la necesidad de proteger la Amazonia y su plataforma marítima, donde justamente hace poco se han descubierto grandes reservas de petróleo. No parece que ese sea el único motivo para estas compras.
JG – El presidente de Brasil hace muy pocos meses aprobó la Estrategia Nacional de Defensa de Brasil. En realidad todo este fenómeno que ahora aflora con fuerza, o que se conoce, ya está prefigurado en ese documento que es público y es absolutamente transparente en cuanto a lo que Brasil se plantea. Allí se vincula la estrategia nacional de defensa con la estrategia nacional de desarrollo de Brasil.
Entonces aquí hay dos elementos, por un lado Brasil se ha fijado como estrategia llegar a ser un actor de importancia en el mundo, no de primer orden pero sí de los que están en la conversación.
EC – Sí, por ejemplo hace tiempo ya que integra este grupo llamado BRIC ¿no?
JG – Exacto.
EC - Los cuatro países emergentes pero a su vez los que tienen mayor poderío en esa categoría: Brasil, Rusia, India y China.
JG – Exactamente, y Sudáfrica que anda también en la vuelta. Brasil se ha planteado esa estrategia, entonces hay que entender estos movimientos de Brasil en ese marco también, en el marco de un país que se quiere posicionar en ese plano en un mundo que está en pleno reacomodo. Hay una serie de desequilibrios, no se sabe muy bien cómo va a terminar todo esto, si es que Estados Unidos va a mantener su situación de hegemonía y en qué medida la va a mantener; y están China y Europa. Nadie sabe muy bien hacia dónde va exactamente el mundo desde el punto de vista de las correlaciones de fuerzas de poder. Brasil no sólo quiere desarrollarse como un actor comercial y político sino que quiere respaldar eso con una cierta capacidad militar. Y a su vez en todo este asunto del acuerdo con Francia hay un elemento que es muy importante, que es la oferta que Francia le hace a Brasil de transferencia tecnológica.
EC – Sí, lo dijo el canciller Celso Amorím: “Brasil optó por Francia porque Francia se comprometió a transferir tecnología y va a permitir la fabricación de los aviones en Brasil aunque este después los venda en América Latina”.
JG – Exactamente. Ahí es donde se vincula la estrategia de defensa y la estrategia de desarrollo que tiene planteada Brasil. En su Estrategia Nacional de Defensa, Brasil plantea con total claridad que para ocupar ese lugar que ellos quieren ocupar en el mundo ellos necesitan autonomía científico-tecnológica; y es bien sabido el papel que cada vez más juega la industria militar en una serie de aspectos de conocimiento científico-tecnológico de punta, que además tiene uso dual, no sólo militar sino también civil. Francia le da esa posibilidad y por eso Brasil hace este acuerdo. Además cuidado, porque a continuación de esto viene la culminación de un larguísimo proceso, que viene de la época del ex presidente José Enrique Cardoso, que es la renovación de la flota de aviones de combate brasileño, que están prácticamente obsoletos; estamos hablando de alrededor de entre 100 y 150 aviones de combate y de 36 en el corto plazo, es decir tres o cuatro años. Es muy probable que ese negocio también se concrete con Francia y eso es una millonada de dinero.
EC – Sí, ese es un punto que ha provocado particular polémica en estos días porque es una licitación que está corriendo y sobre la que el presidente Lula ya dio su opinión públicamente a favor de que el negocio se concrete con Francia.
JG – Claro, y en función también del tema de la transferencia tecnológica y del hecho de que Brasil tiene algunas experiencias negativas con tecnología norteamericana. Estados Unidos puede -y de hecho lo hace- negarle a un país la posibilidad de vender algún sistema de armas a otro por cualquier razón política, entonces los cazas franceses no tienen tecnología norteamericana y por lo tanto eso le da Brasil cierta certeza respecto a todo este negocio y a su desarrollo futuro.
EC – Por otro lado, Francia se compromete a comprar 10 aviones de transporte militar KC-390 desarrollados en Brasil por Embraer y la Fuerza Aérea brasileña, ¿este ingrediente cuánto juega?
JG – Obviamente tiene que jugar pero yo creo que lo central es todo esto otro que veníamos conversando, y es muy importante como esto también se vincula a Unasur y al Consejo Sudamericano de Defensa y a…
EC - ¿…cuál es la relación? Porque recordemos que en la Unasur Brasil ha sido un fuerte impulsor, y en particular ha sido uno de los autores, del Consejo de Defensa Sudamericano que se ha creado y ha comenzado a reunirse. ¿Cómo se ata un cosa con la otra?
JG – En el Consejo Sudamericano de Defensa aparece la cuestión de la industria militar y la complementación de las industrias militares de la región. El fenómeno es que Brasil, para este emprendimiento que plantea dinamizar su industria militar, necesita aumentar su mercado; cualquier país que se plantee desarrollar su industria militar tiene que garantizar un mercado donde colocarlas y el mercado internacional es demasiado poco seguro para montar este tipo de industrias que son de gran volumen, tan grandes que Brasil no es suficiente para satisfacer la oferta de este tipo de productos, que además son muy caros. Entonces la idea que ha desarrollado Brasil y que está también en su Estrategia Nacional de Defensa es la de crear parcerías, asociaciones con sus socios de la región en este ámbito de la industria militar, lo cual a su vez le aumenta el mercado... más allá de que por los años 70, 80, Brasil era uno de los grandes exportadores mundiales de armas, ya tiene una especie de tradición en este tipo de producción.
EC – En este contexto ¿cómo hay que entender que uno de los elementos de este acuerdo Brasil-Francia sea la compra de un submarino nuclear?, porque un submarino nuclear tiene su gran ventaja en que al ser propulsado por energía atómica tiene una autonomía casi infinita ¿no?
JG – Exactamente.
EC – Ahora, para lo que son las tareas que supuestamente tiene que cumplir la armada brasileña no se precisa un submarino con esa autonomía, ¿cómo se entiende esto?
JG – Ahí efectivamente hay una cuestión que no termina de quedar clara. Yo creo que hay dos grandes líneas de interpretación: o en realidad Brasil tiene otras ambiciones –cosa que Brasil obviamente niega– o esto es simplemente una especie de operación de prestigio.
EC – El submarino nuclear es como un símbolo, es una “operación de marketing”.
JG – Algo por el estilo, como para decir “miren que acá...”. Además, lógicamente Brasil ha firmado todos los convenios sobre energía atómica y de uso pacífico de la energía atómica, pero dominar la tecnología nuclear, que es algo que el acuerdo con Francia le permite a Brasil -que ya tiene un muy buen desarrollo con elementos propios-, también le permite decir “bueno yo en cierto tiempo o con algún agregadito puedo hacer una bomba atómica”, lo cual en un mundo tan revuelto, tan difícil de saber hacia dónde va es también un argumento, un as en la manga.
Y todo esto también nos lleva a plantearnos, en el marco del incremento del gasto militar en la región, que el poder de las instituciones militares aumenta con estos fenómenos, y que es otro elemento de este conjunto de procesos que hay que seguir con atención.
Brasil y Francia sellaron ayer una ambiciosa alianza centrada en la industria militar naval y aeronáutica. Como parte de este acuerdo, Brasil comprará 50 helicópteros y cinco submarinos, uno de ellos impulsado por energía nuclear.
Según los convenios que se firmaron ayer en Brasilia, los buques y helicópteros serán construidos en Brasil -que obtendrá toda la tecnología, excepto la nuclear- y las fábricas que se emplazarán con ese fin serán responsables de las futuras ventas a otros países latinoamericanos.
Toda esa operación, que se cumplirá en varias etapas que terminarán en el año 2021, supondrá que Brasil desembolse unos 12.317 millones de dólares, de los cuales cerca de 9.000 millones serán destinados a la compra de los equipamientos militares.
Del otro lado, Francia anunció que adquirirá 10 unidades del avión de transporte militar KC-390, que será desarrollado en Brasil por la empresa Embraer y la Fuerza Aérea Brasileña (FAB).
Estamos hablando, en definitiva, de un acuerdo que en los próximos 10 años le permitirá a Brasil ser una potencia mundial en la industria armamentista.
¿Qué busca Brasil con una medida de este tipo? ¿Cómo se ubica esta jugada en el mapa geopolítico de la región? Vamos a conversarlo en los próximos minutos con el politólogo Julián González, coordinador del programa de Investigación sobre Seguridad Regional, FFAA, Política y Sociedad, en el Instituto de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar y coordinador del Observatorio Cono Sur de Defensa y Fuerzas Armadas.
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EC – Para empezar, ¿estamos ante una carrera armamentista, Brasil está protagonizando una carrera armamentista?
JULIÁN GONZÁLEZ:
Yo creo que hay que precisar un poco los términos probablemente. Cuando se habla de “carrera armamentista” típicamente uno se refiere a aquel proceso en el cual dos o más países compiten entre sí por mejorar sus capacidades militares y eso en función de que se “celan” mutuamente, de que existe la posibilidad de que alguno ataque al otro.
EC – La pregunta viene porque en estos días se ha conocido que varios países latinoamericanos están incrementando sus arsenales.
JG – Lo que ha sucedido es que Sarkozy ha viajado a Brasil para firmar este convenio, y existe un proceso de aumento significativo del gasto militar, eso sí en toda la región. Por ejemplo, respecto a entre 1999 y 2008 hay un aumento del 50% del gasto militar, y hay una serie de países que han estado comprando armamento. Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, hasta Uruguay ha comprado armamento, porque si nos ponemos a mirar nosotros también compramos armamento.
EC – ¿Y cuál es la conclusión?
JG – La conclusión es que esto es un fenómeno en el cual confluyen varias causas para provocarlo. Por un lado, hay un fenómeno que es el de que América del Sur fue una región en la que se invirtió poquísimo en armamento durante un buen período de tiempo y entonces los sistemas de armas, que tienen un ciclo y se agotan, hay que renovarlos. Hay otro tema y es que ha habido disponibilidad de dinero, han mejorado los precios de los productos de exportación y hay una serie de países que tienen capacidad de gasto y han comprado armamento. Y hay también, obviamente, una situación de reacomodo geopolítico en la región.
EC – ¿Qué quiere decir esto?
JG – Quiere decir que han surgido fenómenos nuevos, hay liderazgos nuevos, con gobiernos diferentes a los tradicionales, hay un mundo que también está en plena transformación.
EC – ¿Y en ese contexto Brasil en particular necesita reafirmar su posición de fuerza?
JG – Bueno, este elemento es particularmente válido para el caso de Brasil.
EC – Brasil argumenta que está adquiriendo estos armamentos porque tiene la necesidad de proteger la Amazonia y su plataforma marítima, donde justamente hace poco se han descubierto grandes reservas de petróleo. No parece que ese sea el único motivo para estas compras.
JG – El presidente de Brasil hace muy pocos meses aprobó la Estrategia Nacional de Defensa de Brasil. En realidad todo este fenómeno que ahora aflora con fuerza, o que se conoce, ya está prefigurado en ese documento que es público y es absolutamente transparente en cuanto a lo que Brasil se plantea. Allí se vincula la estrategia nacional de defensa con la estrategia nacional de desarrollo de Brasil.
Entonces aquí hay dos elementos, por un lado Brasil se ha fijado como estrategia llegar a ser un actor de importancia en el mundo, no de primer orden pero sí de los que están en la conversación.
EC – Sí, por ejemplo hace tiempo ya que integra este grupo llamado BRIC ¿no?
JG – Exacto.
EC - Los cuatro países emergentes pero a su vez los que tienen mayor poderío en esa categoría: Brasil, Rusia, India y China.
JG – Exactamente, y Sudáfrica que anda también en la vuelta. Brasil se ha planteado esa estrategia, entonces hay que entender estos movimientos de Brasil en ese marco también, en el marco de un país que se quiere posicionar en ese plano en un mundo que está en pleno reacomodo. Hay una serie de desequilibrios, no se sabe muy bien cómo va a terminar todo esto, si es que Estados Unidos va a mantener su situación de hegemonía y en qué medida la va a mantener; y están China y Europa. Nadie sabe muy bien hacia dónde va exactamente el mundo desde el punto de vista de las correlaciones de fuerzas de poder. Brasil no sólo quiere desarrollarse como un actor comercial y político sino que quiere respaldar eso con una cierta capacidad militar. Y a su vez en todo este asunto del acuerdo con Francia hay un elemento que es muy importante, que es la oferta que Francia le hace a Brasil de transferencia tecnológica.
EC – Sí, lo dijo el canciller Celso Amorím: “Brasil optó por Francia porque Francia se comprometió a transferir tecnología y va a permitir la fabricación de los aviones en Brasil aunque este después los venda en América Latina”.
JG – Exactamente. Ahí es donde se vincula la estrategia de defensa y la estrategia de desarrollo que tiene planteada Brasil. En su Estrategia Nacional de Defensa, Brasil plantea con total claridad que para ocupar ese lugar que ellos quieren ocupar en el mundo ellos necesitan autonomía científico-tecnológica; y es bien sabido el papel que cada vez más juega la industria militar en una serie de aspectos de conocimiento científico-tecnológico de punta, que además tiene uso dual, no sólo militar sino también civil. Francia le da esa posibilidad y por eso Brasil hace este acuerdo. Además cuidado, porque a continuación de esto viene la culminación de un larguísimo proceso, que viene de la época del ex presidente José Enrique Cardoso, que es la renovación de la flota de aviones de combate brasileño, que están prácticamente obsoletos; estamos hablando de alrededor de entre 100 y 150 aviones de combate y de 36 en el corto plazo, es decir tres o cuatro años. Es muy probable que ese negocio también se concrete con Francia y eso es una millonada de dinero.
EC – Sí, ese es un punto que ha provocado particular polémica en estos días porque es una licitación que está corriendo y sobre la que el presidente Lula ya dio su opinión públicamente a favor de que el negocio se concrete con Francia.
JG – Claro, y en función también del tema de la transferencia tecnológica y del hecho de que Brasil tiene algunas experiencias negativas con tecnología norteamericana. Estados Unidos puede -y de hecho lo hace- negarle a un país la posibilidad de vender algún sistema de armas a otro por cualquier razón política, entonces los cazas franceses no tienen tecnología norteamericana y por lo tanto eso le da Brasil cierta certeza respecto a todo este negocio y a su desarrollo futuro.
EC – Por otro lado, Francia se compromete a comprar 10 aviones de transporte militar KC-390 desarrollados en Brasil por Embraer y la Fuerza Aérea brasileña, ¿este ingrediente cuánto juega?
JG – Obviamente tiene que jugar pero yo creo que lo central es todo esto otro que veníamos conversando, y es muy importante como esto también se vincula a Unasur y al Consejo Sudamericano de Defensa y a…
EC - ¿…cuál es la relación? Porque recordemos que en la Unasur Brasil ha sido un fuerte impulsor, y en particular ha sido uno de los autores, del Consejo de Defensa Sudamericano que se ha creado y ha comenzado a reunirse. ¿Cómo se ata un cosa con la otra?
JG – En el Consejo Sudamericano de Defensa aparece la cuestión de la industria militar y la complementación de las industrias militares de la región. El fenómeno es que Brasil, para este emprendimiento que plantea dinamizar su industria militar, necesita aumentar su mercado; cualquier país que se plantee desarrollar su industria militar tiene que garantizar un mercado donde colocarlas y el mercado internacional es demasiado poco seguro para montar este tipo de industrias que son de gran volumen, tan grandes que Brasil no es suficiente para satisfacer la oferta de este tipo de productos, que además son muy caros. Entonces la idea que ha desarrollado Brasil y que está también en su Estrategia Nacional de Defensa es la de crear parcerías, asociaciones con sus socios de la región en este ámbito de la industria militar, lo cual a su vez le aumenta el mercado... más allá de que por los años 70, 80, Brasil era uno de los grandes exportadores mundiales de armas, ya tiene una especie de tradición en este tipo de producción.
EC – En este contexto ¿cómo hay que entender que uno de los elementos de este acuerdo Brasil-Francia sea la compra de un submarino nuclear?, porque un submarino nuclear tiene su gran ventaja en que al ser propulsado por energía atómica tiene una autonomía casi infinita ¿no?
JG – Exactamente.
EC – Ahora, para lo que son las tareas que supuestamente tiene que cumplir la armada brasileña no se precisa un submarino con esa autonomía, ¿cómo se entiende esto?
JG – Ahí efectivamente hay una cuestión que no termina de quedar clara. Yo creo que hay dos grandes líneas de interpretación: o en realidad Brasil tiene otras ambiciones –cosa que Brasil obviamente niega– o esto es simplemente una especie de operación de prestigio.
EC – El submarino nuclear es como un símbolo, es una “operación de marketing”.
JG – Algo por el estilo, como para decir “miren que acá...”. Además, lógicamente Brasil ha firmado todos los convenios sobre energía atómica y de uso pacífico de la energía atómica, pero dominar la tecnología nuclear, que es algo que el acuerdo con Francia le permite a Brasil -que ya tiene un muy buen desarrollo con elementos propios-, también le permite decir “bueno yo en cierto tiempo o con algún agregadito puedo hacer una bomba atómica”, lo cual en un mundo tan revuelto, tan difícil de saber hacia dónde va es también un argumento, un as en la manga.
Y todo esto también nos lleva a plantearnos, en el marco del incremento del gasto militar en la región, que el poder de las instituciones militares aumenta con estos fenómenos, y que es otro elemento de este conjunto de procesos que hay que seguir con atención.
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Estrategia Nacional de Defensa de Brasil (en portugués)
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