Vía | republica.com
18/2/13
La bomba norcoreana
La prueba nuclear que Corea del Norte ha efectuado días pasados ha encendido las alarmas en los EEUU, Corea del Sur, Japón y China.
El artefacto nuclear tenía una potencia de 10 kilotones, el doble que el explosionado en 2009 y diez veces más potente que el de la primera prueba en 2006. La novedad de esta prueba radica en que se trata de un artefacto de tamaño mucho menor que los anteriores lo que nos lleva a la preocupación de su adaptabilidad a un misil balístico del tipo del lanzado y utilizado para poner un satélite en órbita el pasado mes de diciembre.
Lo que está fuera de duda es que Corea del Norte progresa adecuadamente en su programa nuclear y la cuestión es cómo controlar esta situación. Una evolución de los acontecimientos tan seria que hasta la misma China, su aliado, parece optar, siquiera tímidamente, por las tesis del resto de los países limítrofes. Sucede sin embargo que no está claro que su influencia sea suficiente en estos momentos. Expertos analistas en la zona consideran que el grado de aislamiento en el que se encuentra Corea del Norte es de tal entidad que, incluso, el control del fuerte intercambio comercial con China no es una acción determinante para influir en los líderes norcoreanos; pudiera suceder, no obstante, que de proseguir con el desafío nuclear, China optara por adherirse a las sanciones internacionales que limitan el trasvase de bienes imprescindibles para el desarrollo del programa y que en estos momentos fluyen a través de canales de comercio entre los dos países.
La reacción por parte de Corea del Sur no se ha hecho esperar y este país ha anunciado el incremento de sus capacidades de interceptación y defensa antimisiles con la firme decisión de responder a las provocaciones de su vecino del norte. Se teme, con razón, que esta prueba nuclear no sea sino la continuación de la efectuada meses atrás – como ya he dicho – con el lanzamiento de un misil al espacio. Todo parece indicar que la próxima prueba sea una conjunción de ambos ensayos. El Ministerio de Defensa de Corea del Sur ha desplegado misiles de crucero capaces de golpear contundentemente cualquier parte del territorio del norte y ha acelerado el desarrollo de sistemas de detección, interceptación y destrucción de cualquier misil proveniente del norte. Se sabe por otra parte que el próximo día 21 de febrero tendrán lugar encuentros entre los responsables militares de los EEUU y de Corea del sur para discutir estrategias de respuesta preventivas y por supuesto la de compartir inteligencia.
Desde una óptica política se asume que la prueba constituye también un esfuerzo para elevar la tensión en las negociaciones con los EEUU y llama la atención de la coincidencia de la misma en el tiempo con el mensaje del Estado de la Unión del presidente Obama así como con el festejo del aniversario del antiguo dictador Kim Jong II.
Si el régimen coreano esperaba una reacción más airada de los EEUU no cabe duda que se habrá sentido defraudado toda vez que son pocas las alusiones que el presidente Obama realizó a propósito del desafío efectuado, que, sin embargo, fueron bien explicitas y contundentes.
Poco ha variado la percepción norteamericana del problema tal como indican las palabras de Obama: “El régimen coreano debe saber que sólo mediante el cumplimiento de las obligaciones internacionales es como alcanzará la seguridad y la prosperidad. Provocaciones como las lanzadas sólo contribuyen a un mayor aislamiento del régimen. Los EEUU se mantendrán firme en su postura de firmeza junto a sus aliados fortaleciendo la defensa antimisil y con la resolución de oponerse a las amenazas”.
El convencimiento de que las medidas de bloqueo son ineficaces y que la ejecución de un golpe preventivo no conduciría a otra cosa que a una gravísima escalada de la tensión, inclinan a más de un analista a insistir en la necesidad perentoria de establecer un profundo diálogo entre las dos Coreas; algo que pudiera ser factible a partir del próximo día 25 de febrero cuando el nuevo presidente de Corea del Sur, Park Geunhye, asuma el poder ya que es sabido que éste es firme partidario del encuentro con el norte.
Sin duda la situación es de extrema gravedad dados los antecedentes históricos que propician personajes como los actuales líderes de Corea del Norte a la par que preocupantes. Hoy, como sucede a lo largo de todo el planeta son los EEUU quienes tienen que manejar y controlar los acontecimientos con el amparo de la comunidad internacional. Sabemos que históricamente Japón y China fueron siempre los actores principales en el escenario pero llegando a encuentros que no serían nada deseables en estos momentos; cierto es que son actores afectados en primera línea por la política de Pyongyang pero esperemos se mantengan ajenos a las decisiones y que sea la comunidad internacional liderada por los EEUU quien maneje la crisis.
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