Informes indican que los militares de EE.UU. han invertido enormes sumas de dinero en la miniaturización de un avión de vigilancia no tripulado y está desarrollando micro aviones a modo de insectos voladores.
De acuerdo con diversas fuentes de internet, un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en colaboración con la Oficina de la Fuerza Aérea de los EE.UU., en Arlington, Virginia, está ayudando a desarrollar lo que están llamando a un micro vehículo aéreo ( MAV), que llevará a cabo diversas tareas de espionaje.
El insecto robótico podrá infiltrarse en las zonas urbanas, donde existen concentraciones densas de edificios y personas.
Puede ser controlado desde una gran distancia y está equipado con una cámara y un micrófono incorporado.
El nuevo dispositivo tiene la capacidad de atravesar la piel humana, usando una aguja de pocas micras de grosor, para tomar muestras de ADN y volar de nuevo a toda velocidad. Las personas apenas notarán que se trata del dolor de la picadura de un mosquito sin la sensación de ardor y la hinchazón.
El avión no tripulado de vigilancia será difícil de detectar. También podrá inyectar una micro identificación por radio frecuencia (RFID), dispositivo de localización, debajo de la piel, y puede ser utilizado para inyectar toxinas en los enemigos durante las guerras.
Ya en 2007, el gobierno de EE.UU. fue acusado de desarrollar en secreto los insectos espías robóticos cuando manifestantes contra la guerra en los Estados Unidos vieron algunos objetos voladores similares a las libélulas o pequeños helicópteros revoloteando por encima de ellos.
Los EE.UU. no está solo en la miniaturización de los zánganos que imitan la naturaleza: Francia, Holanda e Israel también están desarrollando dispositivos similares.
Francia ha desarrollado aleteo de las alas inspirados en la naturaleza. Por su parte, BioMAV, de los Países Bajos también ha construido Parrot AR, un avión no tripulados.
Mientras tanto, Israel Aerospace Industries (IAI) ha producido un avión no tripulado con forma de mariposa, con un peso de sólo 20 gramos, que puede introducirse dentro de los edificios.
El insecto espía, con su cámara de 0,15 gramos y una tarjeta de memoria, se comanda de forma remota con un casco especial. Puesto el casco, el operador se encuentra en la "cabina de la mariposa" y prácticamente ve a través del insecto en tiempo real.
Vía | presstv.ir
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