Eurosatory, la feria que ofrece todo tipo de armas y complementos para soldados excepto ataudes

"Somos el camino más corto hacia la verdad absoluta", dice Bofors TC de los servicios que ofrece la empresa en el 'mercado' de armamento más grande del mundo | Pakistán vende su feria presumiendo de estar en "la región más volátil de Asia" | "Lo lógico sería organizar después una feria de pompas fúnebres", reflexiona una azafata

Bofors es una empresa con caché. Fue propiedad de Alfred Nobel y sus antiaéreos de 40 mm fueron usados por todos los bandos en la Segunda Guerra Mundial.

Hoy, Bofors Test Center -uno de sus tentáculos- tiene claro dónde sigue estando la luz: en los impecables servicios que ofrece. "Somos el camino más corto hacia la verdad absoluta", informa uno de sus folletos. ¿Y qué es la verdad absoluta? La precisión y efectividad del proyectil.

"El corazón de nuestro negocio es probar cualquier producto que contenga sustancias explosivas", dice esta casa sueca que analiza -y perfecciona- las armas para diferentes fabricantes.

Han ganado todas las batallas: "Derrotando lo imposible desde 1886", reza su eslogan.

Todo en Eurosatory, la mayor feria de armamento del mundo, respira a eso, a guerras que siempre se ganarán. Este año con más empresas -1.400-, más visitantes -55.000- y más superficie -144.023 metros cuadrados-. Miles de businessmen sopesando fusiles que ellos nunca dispararán, acariciando todo tipo de misiles y complementos para el soldado. Excepto ataúdes.

El mismo resplandor, este año con sorpresa: "Un nuevo país se une al evento". ¿Cuál? "Libia", anuncian los organizadores. ¿Los rebeldes posando junto a las corporaciones que se hincharon a vender armas a Gadafi, incluidas bombas de racimo? "No -matizan-. Es una revista militar, Al Musallh". Antes controlada por Gadafi y ahora por nadie sabe exactamente quién.

Camino de la revista libia, la fábrica noruega Nammo muestra sus balas eco-friendly. Sin plomo ni metales pesados que ensucien la naturaleza. No por ello menos letales: "Su corazón de acero le proporciona una mejorada penetración", deja claro el nuevo catálogo, en que el dibujo de la bala -nítida, seccionada- contrasta con la foto de una fábrica vomitando humo hacia el cielo.

La revista libia no está en su expositor. En su lugar hay ejemplares de la revista de los proveedores de armas franceses, que agradecen a Hollande por recordar en su campaña estas palabras de Mitterrand: "La guerra no es el pasado: puede ser el futuro".

La casa alemana Bender y la francesa BBA bordan galones para uniformes. Cada una tiene su stand. La alemana los borda desde 1864 y la francesa, desde 1848, y podemos imaginar la de galones que, de Verdún a las Ardenas, se habrán desgarrado dos ejércitos tan bordados.

Unas velinas de Fiocchi Munizioni, descaradas, se pasean por la feria con lycra de verde camuflaje. Y la gruesa azafata austriaca de Blaschke -protección contra ataques químicos- se ha bordado, con tela gruesa de combate, un vestido gótico que habría enloquecido a Lily Munster.

Segundo día de feria y la revista libia todavía no ha llegado. En su lugar aparecen ejemplares de una publicación militar india: "Preparándonos y equipándonos para la guerra", anuncian, cargándose el espíritu de "defensa y seguridad" que estructura la feria. También el stand de los Emiratos tienen claro el porvenir: "Entrenando a nuestros guerreros para las batallas de mañana".

La jornada es intensa. Explosivos Alaveses regala a los clientes abanicos un punto locomía y el grupo Thales anuncia un contrato con Rosoboronexport para equipar a los tanques rusos con cámaras térmicas francesas. El Estado francés participa en Thales y Rosoboronexport provee de armas al ejército de Bashar el Asad, pero este detalle desaparece con el ¡cling! de las copas de champán que sellan el acuerdo.

MBDA, missile systems, ofrece caramelos y sobrecitos de crema hidratante: el reverso advierte que la crema es... ¡inflamable! También regala postales lenticulares para ver el disparo de uno de sus cohetes en movimiento. Postales para poner el sello y saludar a la familia.

El principal constructor finlandés de tanques tiene un nombre muy práctico para este negocio. Seis letras que sirven para disparar desde cualquier país a cualquier otro: se llama Patria.

También la palabra sniper (francotirador) sirve para defender cualquier ideal. Por eso los rusos de Orsis ofrecen su impresionante rifle T-5000 en cuatro colores y uno de ellos es "verde francotirador". Y por eso la brasileña CBC ha bautizado su nuevo catálogo de balas -parece de joyería- como "línea francotirador".

Es una pulsión antigua, muy antigua. Tanto, que la empresa suiza Katadyn comercializa para la tropa concentrados de un cereal de la edad de bronce.

Tercer día de feria y la revista libia sigue sin aparecer. En su lugar alguien ha colocado hoy prospectos... del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia.

Todo en esta feria huele a salpicadero de coche recién salido del concesionario. Ni las gotas de lluvia ni los granos de desierto han ensuciado aún el caucho de los camiones de guerra Renault, el metal de los misiles Lockheed Martin, la piel de los rifles Heckler & Koch. Y los suecos de Bofors Test Center están aquí para recordar al cliente que sus misiles se encontrarán ahí fuera con un mundo hostil... "Bienvenidos al mundo real", dice el folleto que ofrece tests contra "agua, arena, viento, sol, calor, frío, sal, vibraciones" y otros elementos que agreden el viaje del proyectil hacia la "verdad absoluta".

-Vuestros mensajes comerciales son fascinantes... We are the shortest road to absolute truth... Muy ilustrativo -le comento al sueco que atiende en Bofors.

-¡Oh, gracias! Son obra de un equipo de marketing sueco... Los suecos, ¿sabes?, no hemos tenido ninguna guerra desde 1814... ¿Eres periodista? -pregunta mirando mi acreditación- ¿Qué te interesa, exactamente?

-De vez en cuando voy a alguna guerra. Veo los misiles cómo estallan y también me interesa ver cómo se venden.

El sueco me mira con intensidad, como si quisiera preguntarme qué se siente en el otro lado del espejo... the absolute truth.

-Interesante, muy interesante. Ven a vernos si te pasas por Suecia -y me entrega su tarjeta.

Cerca del área sueca, al holding finlandés Patria se le ha caído una de las grandes letras que marcan su espacio: la letra t. Así, sobre sus tanques se lee Paria.

Y aparece Terminator, el tanque estrella de Uralvagonzavod, de cuyas fábricas salió uno de cada tres tanques de la Segunda Guerra Mundial.

-¿Por qué se llama Terminator? -pregunto al chico ruso del mostrador, que me mira raro y, mosqueado, pasa de mí.

Los alemanes de Rohde & Schwarz son más simpáticos. Fabrican equipos de comunicación para blindados y cazabombarderos, y en la feria regalan diminutos monstruitos de peluche verde con casco militar. En la etiqueta del monstruito hay una advertencia en plan pipa de Magritte: "Esto no es un juguete". Como si los misiles que rodean al monstruito sí lo fueran.

Hay en todo esto una sorprendente inversión del sentido de la realidad: la fábrica de tanques alemana KMW regala patitos de plástico para la bañera con colores de camuflaje.

Cuarto día y nadie sabe nada de la revista libia.

En un stand suizo descorchan champán G.H. Mumm. El fabricante de pistolas austriaco Glock -al que un socio intentó asesinar con un mazo- regala llaveros con la reproducción de una de sus pistolas. Y, como cada año, la casa alemana Weisensee regala al visitante las puntitas de misil que producen. Casi como un pica-pica.

Rheinmetall -Metales del Rin- es uno de esos gigantes que han ganado todas las batallas: parece ser que en la Guerra Civil Española, pese a estar controlada por Göring, vendió armas a la República. Hoy regala alfombritas de ordenador con la imagen de la munición que fabrica: para que el ratoncito haga cosquillas a sus proyectiles de mortero. "¡Estamos buscando a gente inteligente como tú!", dicen en un tríptico con una imagen de jóvenes de buen rollo que buscan trabajo.

Hindustan Aeronautics Limited reparte corbatas bordadas con helicópteros de combate y en el área pakistaní anuncian la feria de armamento que se celebrará en Karachi -una de las ciudades más peligrosas del mundo- bajo el lema "Ideas 2012 Pakistán: armas para la paz". "¿Por qué Pakistán? -explican sin cortarse un pelo-. Es la región geopolítica más volátil de Asia y uno de los más grandes mercados de productos de defensa".

Vivimos en un mundo de crecientes desequilibrios y Mercedes Benz nos invita a comprar sus armoured vehicles porque "los escenarios de guerra simétricos han sido reemplazados por conflictos asimétricos".

Los holdings occidentales ya sufren los recortes presupuestarios y los contratos que se perderán con la retirada de Afganistán. Para paliar el sufrimiento quedan los oscuros mercados de Karachi, y queda toda Asia. Y hay que dejarse de tonterías: "No podemos tener dos modelos de tanque porque un país quiere el asiento a la derecha y otro en el centro", advierte el director de la federación alemana de industria de defensa, un tipo con nombre de mariscal de la batalla de Tannenberg: Christian-Peter Prinz zu Waldeck.

Último día de feria y queda claro que la revista militar libia nunca llegará a París.

A la eléctrica francesa Axon, con sus cables para el combate, todavía le quedan botellitas de agua Sant Aniol, personalizadas, con la etiqueta de camuflaje. Pero todo en la feria va de baja. La factoría estadounidense Warrior Systems ha agotado los yoyós y en el stand serbio de Yugoimport se les caen varios proyectiles por el suelo: la escena, con el nuevo presidente serbio negando el genocidio de Srebrenica, tiene una lectura inquietante.

No lejos del área pakistaní, la Fondation pour la Recherche Stratégique reparte su último boletín. "La situación en Pakistán es alarmante", escriben tres profesores de la Johns Hopkins University en la primera línea de la primera página.

Algo alarmado, voy al stand pakistaní que tengo más cerca, Bilal Brothers, confeccionistas de trajes y guantes de guerra.

-¿Tan alarmante es la situación? -pregunto mostrándoles el análisis.

No saben muy bien qué cara poner y optan por regalarme el llavero de la casa: la silueta de un soldado disparando.

Pasa un señor vestido de frac y una guapísima azafata europea de ojos verdes está que revienta.

-Esto es una mierda -se vacía-. Ayer llamé a mi madre y me puse a llorar. Nadie se para a pensar para qué es todo esto. Lo lógico sería organizar después una feria de pompas fúnebres.

Nadie, en efecto, se para aquí a pensar. Los abanicos, los patitos y los yoyós ayudan a amortiguar la reflexión. Sólo Israel Aerospace Industries -IAI- ha hecho un pelín de introspección:

-Listos. Ya me puedo ir de compras a Champs-Élysées -concluía satisfecha, en la anterior edición de la feria, la azafata que mostraba ante una espectacular pantalla cómo los misiles de IAI reventaban al enemigo.

-Desafortunadamente, no podemos detener los combates -concluye este año la misma azafata ante la misma pantalla.

Últimos dos flyers sublimes de Bofors Test Center:

"Bienvenidos al cielo", dice uno, y pone a disposición del cliente dos mil kilómetros cúbicos entre Oslo y Estocolmo para probar drones, con toda su carga explosiva.

"Bienvenidos al cielo. Cierre la puerta, por favor", dice el otro, que ofrece cincuenta metros indoor para ensayar con proyectiles "una y otra vez sin cambiar los parámetros".

Y, al final de tanto marketing celestial, la verdad aparece impresa en el envoltorio de los caramelitos de café -algo pegajosos- que reparten entre los clientes: "Bienvenidos al infierno".

Fuente: lavanguardia.com