ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
Este comentario bien pudiera comenzar por lo que creo es la conclusión del tema ucraniano: Occidente sigue apostando por cercar a Rusia y para ello la mejor pieza del ajedrez geopolítico la constituye el vecino país, ahora inmerso en una embestida de la oposición atizada desde el exterior.
Ya la OTAN y Estados Unidos han aproximado su escudo antimisiles a las fronteras rusas y, de lograr una Ucrania subordinada a esos designios, se cercenaría una relación histórica desde todos los puntos de vista entre Moscú y Kiev.
Se colocarían medios militares apuntando a Rusia con la posibilidad de ser usados como amenaza real o eventualmente para exigir nuevos condicionamientos en el contexto geopolítico mundial.
Ucrania evidencia una cierta división entre la población mayoritaria que aprueba unas relaciones buenas con Moscú, y quienes, fundamentalmente en Kiev, son partidarios de una asociación con la Unión Europea.
Por tales circunstancias, para analizar lo que está pasando en esa nación, necesariamente hay que profundizar en un panorama más amplio que cruza su larga frontera con la Federación Rusa, por el este, y naciones hoy parte de la Unión Europea, por oeste y suroeste.
El Ejecutivo ucraniano ha aceptado la dimisión del Primer Ministro y ha reformado leyes cuestionadas por el movimiento opositor, además de pronunciarse a favor del diálogo en busca de soluciones.
Sin embargo, la situación interna ha llegado a agravarse de tal forma que los grupos manifestantes, no contentos con nada, queman edificios públicos, toman por la fuerza instalaciones estatales y destruyen todo cuanto encuentran a su paso.
Desde la Europa que ambiciona tener a Ucrania entre sus socios, se mueven piezas de aparente diplomacia pero siempre dando la razón a los insubordinados y exigiendo más concesiones por parte del gobierno.
¿Hasta dónde va a llegar tal situación? Me imagino que, de mantenerse el giro actual contra la administración del presidente Víktor Yanukóvich, más espacio geográfico y político será ocupado por quienes apuestan al derrumbe. En otras palabras: la oposición ha dado un ultimátum al Gobierno y parece decidida a llegar hasta las últimas consecuencias.
Rusia, que ha intervenido en el asunto de forma diplomática y con una concesión de préstamos por 15 mil millones de euros, apuesta a una solución negociada, a la vez que ha expresado su renovada preocupación por la situación financiera de su vecino, que depende de sus ayudas para el suministro energético y cuya moneda se ha depreciado más de un 10% en los últimos días.
Mientras tanto, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se ha reunido de nuevo en Kiev con Yanukóvich y con los líderes de la oposición. Estos últimos, al estilo de sus similares de Siria, repiten y vuelven a repetir la exigencia de la dimisión del mandatario.
El opositor Vitali Klitschkó, ha expresado una especie de ultimátum a Yanukóvich, con la formulación de dos opciones: o retornar a la Constitución promulgada durante la llamada Revolución Naranja del 2004, pro occidental; o convocar elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, dice un despacho de EFE.
No basta con que el Premier haya dimitido ni que se derogaran algunas leyes, ahora la oposición exige nuevas concesiones y el Presidente ha dejado ver la posibilidad de adelantar los comicios.
En lo interno, se ha creado pánico ante la caída en picada de la moneda nacional —la grivna— pues los inversores prefieren operar con otras, mientras es evidente una gran fuga de capitales.
En tanto, el ministro alemán de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, se ha mostrado a favor de organizar un programa de ayuda financiera para Kiev, pero con la coletilla de "por si llega a producirse una fase de transición política en el país".
"Habrá que ocuparse de que el difícil camino no acabe finalmente en un desastre económico", ha dicho el funcionario alemán.
La actual Ucrania es fruto de la desaparición de la Unión Soviética, y en 1991 comenzó un periodo de transición hacia una economía de mercado. Una gran recesión que duró ocho años fue el resultado de aquellos cambios. Luego, a partir del 2000, la economía ha experimentado un aumento estable del crecimiento promedio del PIB.
Sin lugar a duda, Occidente ha apostado a Ucrania y para lograrlo esa nación, o puede fracturarse, o ser llevada a un caos gubernamental y político.
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