La Casa Blanca admite ante el Capitolio haber entrenado a rebeldes sirios. En Jordania hay misiles Patriot, cazas F-16 y 700 soldados norteamericanos desde junio
A pesar de que Jordania ha dicho públicamente que no quiere interferir en los asuntos internos de Siria y que no será parte en un ataque liderado por Estados Unidos, sus fuerzas armadas se hallan en estado de alerta frente a las posibles represalias del régimen de Bachar el Asad. La Casa Blanca, en su reciente campaña de defensa en el Capitolio de la necesidad de un ataque, ha revelado a los legisladores que ya ha entrenado a rebeldes de las facciones moderadas en suelo jordano, que han cruzado la frontera para luchar en Siria. El reino hachemita cuenta con un firme respaldo del Pentágono, que tiene desplegados en él misiles, cazas y soldados sobre el terreno. Su alineamiento con EE UU es firme, y hace del país un posible objetivo de las represalias con las que el régimen sirio lleva amenazando semanas.
En repetidas ocasiones en los pasados meses el régimen de El Asad ha dicho, a través de medios oficiales, haber detectado la entrada de escuadrones rebeldes a través de la frontera de Jordania, que es de 375 kilómetros y tiene numerosos puntos de cruce ilegal. En Jordania hay, según estimaciones del gobierno, 600.000 exiliados sirios. La inmensa mayoría simpatiza con los rebeldes, y entre ellos hay milicianos que han cruzado tras ser heridos y reciben atención médica en campos de refugiados y hospitales civiles.
Según fuentes de inteligencia occidental, desde el año pasado EE UU ha estado entrenando a milicianos rebeldes, con armamento antitanque y antiaéreo, además de en el manejo de material químico, para asegurar los cuantiosos arsenales de El Asad en el caso de que su régimen caiga. Recientemente, la Casa Blanca, en su campaña de defensa de un ataque contra el régimen de El Asad, que se votará próximamente, informó a diversos legisladores de que recientemente han cruzado a suelo sirio los primeros escuadrones de milicianos rebeldes entrenados por la Agencia Central de Inteligencia, según confirmaron a este diario fuentes diplomáticas.
Tras un ejercicio militar en junio, el Pentágono decidió dejar en suelo jordano varias baterías de misiles Patriot, al menos 12 cazas F16 Falcon de su fuerza aérea y 700 soldados, todo en previsión de una posible extensión del conflicto sirio. La mayoría de esas tropas, adscritas a la Primera División Acorazada del Cuerpo de Infantería, se preparan ante un posible ataque sirio en el Centro de Entrenamiento de Operaciones Especiales Rey Abdalá II, unos 25 kilómetros al norte de Ammán. Construido con ayuda y fondos norteamericanos y gestionado por las fuerzas armadas jordanas y la contrata de defensa de EE UU ViaGlobal, entre el personal de ese centro se hallan antiguos miembros de los comandos de élite norteamericanos, como los SEAL de la Armada.
Los militares en Jordania insisten en que la presencia de soldados y material estadounidenses es parte de un plan de contingencia y protección frente a posibles agresiones externas. “Estamos en modo de defensa propia. No buscamos inmiscuirnos en la crisis de un país vecino, pero estamos listos para defendernos”, dijo recientemente el general Hussein al Zyoud, comandante de las tropas fronterizas. “Jordania tiene derecho a proteger sus fronteras, y tiene una alianza con amigos como EE UU, a los que les ha explicado sus motivos para preparar su propia defensa. El equipamiento norteamericano no está aquí para el ataque, sino para una posible defensa”.
Los primeros soldados norteamericanos en refuerzo frente a Siria aterrizaron en Jordania hace un año. Según un exoficial de seguridad jordano que pide mantener su nombre oculto, 150 especialistas del Pentágono llegaron al país principalmente a ayudar a las fuerzas armadas jordanas a tratar el flujo de refugiados y los posibles problemas de seguridad que podían traer consigo. Entonces había sólo 180.000 desplazados sirios en Jordania, frente a los 600.000 de hoy. Esas tropas de EE UU, además, diseñaron un plan de contingencia que se analiza ahora con detenimiento: la creación de una zona de aislamiento dentro del sur de Siria, con apoyo logístico del Pentágono, para proteger a Jordania y los refugiados, muchos de ellos amasados en la frontera, de posibles agresiones del régimen de El Asad.
En los pasados días, el régimen sirio ha incrementado sus ataques con artillería en el sur del país, según grupos opositores como los Comités de Coordinación Local. Eso ha aislado a 50.000 refugiados que pretendían huir a Jordania, en un verdadero éxodo ante la inminencia de un ataque norteamericano.
El jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano, general Martin Dempsey, que recientemente ha defendido en el Capitolio la necesidad de atacar al régimen sirio, visitó Jordania hace tres semanas. En una reunión, su homólogo jordano, general Mashal al Zaben, y el rey Abdalá II le pidieron asistencia militar y de inteligencia para incrementar la seguridad en la zona. Dempsey dijo entonces que no consideraba enviar drones, o aviones no tripulados, a Jordania, pero que había discutido con ellos la posibilidad de ayudar al país con aviones tripulados de reconocimiento.
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Fuente | totalnews.com.ar
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