Chile destinará entre 7.000 y 11.000 millones de dólares a la compra de armamento hasta 2025, coincidieron autoridades ligadas a Defensa, según la agencia alemana de noticias DPA.
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Un caza F-16 chileno. El país posee 44 de estas aeronaves. |
Las nuevas adquisiciones, que se suman a los 9.136 millones de dólares gastados entre 1990 y 2012, comenzaron con la incorporación de ocho aviones Casa-295. Estas naves, de las cuales faltan ingresar cinco, poseen capacidades de transporte y vigilancia marítima, operaciones clave en un país con unos 5.000 kilómetros de costa.
En Chile, las fuerzas armadas, disponen de ahorros por unos 4.200 millones de dólares para futuras compras bélicas, es decir, por fuera del gasto corriente de Defensa. Los objetivos de las compras son fortalecer la movilidad y la potencia antiaérea. En medios terrestres, un objetivo es incorporar una fuerza acorazada de alta movilidad, la que tendría un costo de 350 millones de dólares, según el analista Eduardo Santos.
En el mar, se busca sumar fragatas con capacidad antiaérea, así como una ampliación de la fuerza de dos submarinos Scorpene (que ya es la más moderna de América latina) y buques multipropósito con helicópteros. Esta parte del proyecto se llevaría 3.000 millones de dólares.
Los chilenos también desean modernizar los cazabombarderos F-16 usados que compraron a países de la Otán, y dotarlos de munición “inteligente”, esto es, de bombas que se lanzan a distancia de seguridad del blanco y se guían con total precisión hasta él. Chile ya posee esta tecnología en los 10 F-16 nuevos que fueron comprados al fabricante estadounidense durante la presidencia de Ricardo Lagos. Chile posee además otros 34 aparatos usados del mismo tipo. La fuerza aérea requiere además aeronaves para reabastecimiento en vuelo. En total, serían 900 millones de dólares.
Ante esta avalancha de compras, en Chile se atajan. “No somos un país armamentista, sino coleccionista de sistemas de armas”, ironizó el analista Santos. El diputado del Partido por la Democracia (en la oposición), Patricio Hales también expresó reparos. “La participación del Congreso en estas compras es prácticamente marginal en los últimos 40 años”, lamentó el parlamentario, ex presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara.
El sistema de asignación de fondos a las FFAA fue heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. Cada fuerza define separadamente sus necesidades de material. Hales previó que el gasto futuro oscilará entre los 600 y 700 millones de dólares anuales. Santos estimó esa cifra en hasta 900 millones de dólares. Ambos observaron que hay que agregar la compra de municiones, cifra que podría ascender a otros 500 millones de dólares anuales.
Estas adquisiciones son críticadas en especial por el Perú y Bolivia, con los que Chile mantiene antiguos litigios fronterizos. El dinero sale de la Ley del Cobre, que obliga a destinar el 10% de las ventas de la estatal cuprífera Codelco a estos fines. Esta legislación, también una herencia de Pinochet, está siendo modificada en el Congreso.
Vía | lacapital.com.ar
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